lunes, 13 de octubre de 2008

Crisis: ¿peligro u oportunidad? por Amalia Belenguer.

Atendiendo a la definición que nos aporta el Maria Moliner se entiende por CRISIS el momento en que se produce un cambio muy marcado en algo. Comúnmente se trata de situaciones imprevistas que irrumpen el escenario y pueden alterar el curso de los acontecimientos significativamente.

Si entendemos y aceptamos que el cambio es una constante en nuestra realidad actual, hablar de crisis no deja de ser un aspecto habitual y, en principio, nada traumático. Estamos sujetos a permanentes cambios en el entorno (económicos, sociales, políticos), en la organización (de estructura, de estrategia,…) y en las personas (de estados de ánimo, de intereses, de necesidades) que comportan continuas modificaciones y adaptaciones de nuestra situación, que por otro lado, permiten el avance y desarrollo de la empresa y de las personas.

Pero lo que es bien cierto es que cuando se menciona la palabra Crisis, en general, suele venir a la mente un concepto negativo. Lejos de eso, una crisis puede ser valorada como una oportunidad de cambio, y como buena oportunidad, hay que saberla aprovechar de forma beneficiosa.

En la cultura china, se utiliza el término crisis como resultado de la combinación de dos caracteres; “peligro” y “oportunidad”. Y es que, lo que es innegable es que cada crisis implica decisiones que conllevan la combinación de peligro y oportunidad.

Luego ¿qué es lo que nos asusta realmente de las crisis?. El estado de confort en el que cómodamente nos instalamos, y la tendencia a mantener actitudes reactivas, no nos permite visualizar las facetas positivas que puede acarrear un cambio. Es por ello, que se hace necesario presentar las crisis en su significado más provechoso, de forma que promuevan el interés y el dinamismo necesario para afrontarlas, y no el miedo y la incomodidad que suelen acompañarlas.

domingo, 5 de octubre de 2008

El Pensamiento Positivo

“Espera lo mejor y conseguirás lo mejor.
Espera lo peor y conseguirás lo peor”


Está ampliamente demostrado la fuerza que tienen las expectativas a la hora de predecir nuestros resultados cuando nos enfrentamos a nuevos retos, proyectos o dificultades (la profecía autocumplida) e incluso los resultados de los demás (efecto Pigmalión). La cita del principio de este artículo nos invita reflexionar sobre la influencia de las expectativas sobre los resultados. Al hilo, Henry Ford afirmó: “si crees que puedes o crees que no puedes, estás en lo cierto”. Ambas verbalizaciones nos evocan a pensar en la relevancia real del pensamiento positivo para la obtención de resultados positivos.

En la actualidad las empresas invierten cientos de euros en la formación de sus trabajadores y aún así no se obtienen los beneficios esperados. Las mejoras son escasas en comparación con la inversión realizada. Los trabajadores se nutren de conocimientos y habilidades pero estos no se traducen en mejoras en el rendimiento. Pero, ¿porqué hay tanta gente que no logra alcanzar su pleno potencial en los negocios?

Estamos hablando de actitud. Son muchas las barreras que pueden impedirnos alcanzar el éxito en los negocios: falta de recursos, miedo, objetivos confusos, falta de confianza, baja autoestima...Estas barreras pueden ser internas y por lo tanto susceptibles de ser controladas por nosotros, o externas, no controlables directamente. Es sobre las primeras sobre las que debemos centrar nuestros esfuerzos pues, hasta que no logremos derribarlas no alcanzaremos nuestros objetivos.

Scott W. Ventrella, fundador de la Positive Dynamics o Dinámicas Positivas nos confirma en “El poder del pensamiento positivo en los negocios” que no bastan los conocimientos y habilidades para conseguir nuestro máximo potencial, sino que es la actitud positiva la que nos permitirá derribar esas barreras internas. La negatividad es aprendida. Somos pensadores positivos cuando nacemos o ¿acaso ha visto usted algún bebé negativo?

¿Qué debemos hacer para redescubrir la positividad perdida? Scott nos traza un “mapa” de siete pasos hacia el pensamiento positivo:

1. Defina la situación: Una descripción corta y concreta del problema de negocio y de la gravedad emocional de la situación.

2. ¿Qué es lo que se dice a usted mismo?: La opinión que tenga hacia cualquier situación puede actuar en su beneficio o en su contra. “Piense positivo y será positivo. Piense negativo y será negativo”.

3. ¿Qué resultado desea obtener?: Una vez definida la situación y enfocada de forma positiva está en condiciones de especificar el resultado que desea obtener.

4. Acceda a los rasgos positivos: Los diez rasgos de un pensador positivo son: optimismo, entusiasmo, fe, integridad, valentía, confianza, determinación, paciencia, calma y foco.

5. Ensaye mentalmente la situación: Ensayar mentalmente cada uno de los aspectos y emociones del resultado aumenta ostensiblemente las garantías de éxito.

6. Entre en acción: Es el momento de ejecutar la acción positiva.

7. Evalúe los resultados: La reflexión posterior sobre la acción llevada a cabo y los resultados obtenidos es condición sine qua non para la mejora del rendimiento futuro.

El pensamiento positivo es creer en las posibilidades aun cuando los hechos parezcan indicar lo contrario. Los contratiempos son inevitables, son una parte más de la vida. Es cuando miramos a los problemas y retos de frente cuando logramos aprender y crecer.

“Todo lo que no me mata me hace más fuerte”
Nietzsche