lunes, 30 de julio de 2007

Complementariedad entre la acción y la reflexión por Amalia Belenguer

El desempeño óptimo de cualquier profesión debe combinar la acción con la reflexión. Debemos trabajar para desarrollar ambas facetas de responsabilidad, buscando la complementariedad entre la acción y la reflexión.

Estamos habituados a argumentar que lo importante es la ACCIÓN; que de poco sirve planificar, prever, analizar, … si este esfuerzo no va acompañado de actuación.

La orientación al logro centra el comportamiento en la actividad, priorizando toda la dedicación en las tareas que nos permiten alcanzar rápidamente los resultados esperados y demandados en la empresa (ventas, unidades producidas, etc.).

Desde mi punto de vista el desempeño óptimo de cualquier profesión debe combinar la acción con la reflexión.

Si bien es cierto que en exceso “el análisis puede llevar a la parálisis”, enfocar toda la energía en la ejecución, obviando el ejercicio de razonar y pensar, dificulta la capacidad de los individuos de innovar y transformar la realidad.

Es por ello, que debemos trabajar para desarrollar ambas facetas de responsabilidad, buscando la complementariedad entre la acción y la reflexión.

El próximo periodo de descanso estival supone un buen momento para analizar que porcentaje de nuestro tiempo dedicamos a la reflexión en nuestro trabajo y cuanto a movernos en lo urgente, en aras de reincorporarnos de nuevo, con el compromiso de equiparar ambos aspectos en nuestra gestión laboral.

martes, 17 de julio de 2007

CALIDAD DE VIDA. Por Marcos Pascual

CALIDAD DE VIDA

Mihaly Csikszentmihalyi en su obra Fluir (Flow) aborda el estudio de los “estados de experiencia óptima”. Estos estados se describen como los aquellos momentos o situaciones en los que la persona se siente poseída por un profundo sentimiento de gozo creativo, momentos o situaciones de concentración activa y de absorción en lo que se está haciendo.
El autor defiende que la calidad de vida no depende de lo que piensen los demás o de lo que poseamos, depende de cómo nos sentimos con nosotros mismos y con las cosas que nos suceden. Por tanto, mejorar la calidad de vida implica mejorar la calidad de la experiencia.
Csikszentmihalyi identifica 7 características que se relacionan con las experiencias óptimas.

1.- Una actividad desafiante que requiere habilidades
Es necesario saber que la mayoría de las experiencias óptimas se producen dentro de actividades que se dirigen a una meta y están reguladas por normas. Actividades que requieren el empleo de energía psíquica y que no pueden realizarse sin las habilidades adecuadas.
2.- Combinar acción y conciencia
Cuando una persona dedica todas sus habilidades para afrontar un desafío, su atención está totalmente centrada en la actividad. En este tipo de situaciones, las personas dejan de ser conscientes de sí mismos, “como seres separados de las acciones que están realizando”.
3.- Metas claras y retroalimentación
En las experiencias de flujo, normalmente las metas están claras y la retroalimentación es inmediata. La persona, por tanto, debe aprender a fijarse metas y reconocer la retroalimentación en las actividades que lleva a cabo, ya que estas últimas nos indican hasta que punto estamos cerca o lejos de nuestro objetivo.
4.- Concentración sobre la tarea actual
Como hemos indicado anteriormente, las experiencias de flujo requieren una atención total a la tarea que se lleva a cabo. Esta circunstancia impide que surjan pensamiento y preocupaciones que alteren nuestra mente.
5.- La paradoja del control
Las experiencias óptimas implican cierta sensación de control, es decir, una falta de preocupación por perder el control o fracasar. La persona, en estas circunstancias, disfruta porque ejerce control en situaciones difíciles.
6.- Pérdida de autoconciencia
Una diferencia entre la vida cotidiana y la experiencia de flujo es que en la primera se presta más atención a problemas e inquietudes sobre nuestra personalidad en la vida cotidiana, y esto requiere de nuestra energía porque se puede ver como una amenaza.
En cambio, en las experiencias de flujo estas preocupaciones desaparecen de nuestra cabeza, es un “sentimiento de unión con el entorno”, porque “en el flujo no hay lugar para el escrutinio de uno mismo”.
7.- La transformación del tiempo
Por último es necesario destacar que en la experiencia óptima el tiempo transcurre según el ritmo que marca la propia actividad. Es decir, durante la experiencia de flujo el tiempo guarda poca relación con el paso del tiempo medido convencionalmente.

lunes, 16 de julio de 2007

Sobre la anhelada felicidad por Amalia Belenguer

Hablar de felicidad nos remite al discurso de los clásicos; ya decía Aristóteles: “la felicidad es algo que se produce, no algo que se posee”.

Como nos clarificó hace unos días el profesor Conill, la felicidad, en su significado más amplio, es “aquello a lo que todos los seres humanos tendemos y aspiramos”. Es el fin del ser humano y lo que persigue durante toda su vida. Es esa finalidad extraordinaria que rebasa la cuestión temporal y el dominio, es incontrolable. No es cuestión de un momento, ni de un día… hace referencia a toda la vida. En este sentido los momentos de satisfacción no son felicidad. Del mismo modo que, “Una golondrina no hace verano”.

Si nos alejamos de este concepto amplio y buscamos acepciones concretas, representaciones cotidianas de felicidad, dependemos de los diferentes parámetros que utilicemos para construir los índices de felicidad (satisfacción, placidez, bienestar, poder, riqueza…). No podemos olvidar que la felicidad es un término pluralista. La felicidad es de cada cual, y no puede exportarse de unos individuos a otros.

Si bien, la expresión de felicidad más actual es la de búsqueda del significado, del sentido de la vida. Seligman dice que “el yo resulta pobre para tan ambicioso proyecto y hay que volcarse en uno de mayor calado”. Un maestro entregado a sus alumnos, un abogado defensor de causas justas, un político con voluntad de reforma y progreso social, podrán alcanzar la felicidad más duradera.



amalia@inmerco.es

martes, 10 de julio de 2007

Los Grupos de Mejora como elemento de participación en la empresa. Amalia Belenguer




Los grupos de mejora constituyen una actividad estructurada que permite canalizar eficientemente las iniciativas de los empleados e incrementar con ello la competitividad empresarial.