domingo, 27 de julio de 2008

Cuestiones sobre el employer branding

Me gustaría trasladar algunas cuestiones que el employer branding como área de trabajo en las empresas me genera.

Cuando hablamos de este concepto, basamos nuestro argumento en la escasez de buenos profesionales que la alta competitividad de nuestro entorno nos exige. Pero realmente ¿esto es así para todos los puestos y modelos de organización?. Tengo la sensación de qué cuando hablamos de captar y retener talento nos estamos refiriendo a puestos de alto nivel o con más contribución de valor a la empresa.

Decimos que tener una buena marca como empleador puede llegar a ser una ventaja competitiva determinante. Pero, ¿es sólo la marca la que determina el éxito?. Creo que no es adecuado hacer marca de un producto que no existe, de la misma forma, antes de esforzarnos en dar a conocer nuestra marca como empresa donde trabajar, debemos analizar y establecer cuál es la verdadera diferencia y donde está el valor de trabajar en nuestra organización.

A priori, las grandes compañías tienen mucho terreno ganado ya que poseer una marca ampliamente reconocida entre los consumidores repercute en todo lo que se relaciona con la empresa. Pero, ¿correlaciona la marca atribuida al buen hacer de un producto con un buen lugar donde trabajar?

Una promoción de nuestra imagen como empleadores va más allá de la gestión de la marca, implica una gestión de nuestra reputación como lugar donde trabajar.

¿Es necesario llevar a cabo una gestión activa de nuestra reputación en cualquier caso, o tan sólo cuando tengamos dificultades para encontrar profesionales? En cualquier caso, la regla general parece sencilla: gestionar bien nuestros recursos humanos y hacerlo saber a todos, dentro y fuera.

lunes, 21 de julio de 2008

EL LÍDER: gestor de emociones. Por Luis Miguel Gómez


Un estudio realizado por Daniel Goleman y sus colaboradores sobre 3.871 directivos (business case) demuestra que el estilo de liderazgo determina cerca del 70% del clima emocional, lo que a su vez incide entre un 20% y 30% en el rendimiento de la empresa.

El rendimiento de las personas depende en gran parte de lo satisfechas que se encuentren en la relación que mantienen con su jefe y de cómo éste logra proyectarse como una persona íntegra y coherente. En estos momentos de incertidumbre el líder debe transmitir una visión clara, un “hacia dónde vamos” fácilmente identificable que permita que aquellos que trabajan para él respiren aires de certeza.

Entender la organización como un sistema implica ser conscientes de la interdependencia de los elementos que la componen. Bajo esta perspectiva de permanentes interrelaciones podemos decir que el estilo de liderazgo determina la satisfacción de las personas, ésta su rendimiento y éste los resultados duros o económicos de la empresa.

En este entresijo de interrelaciones las emociones de las personas juegan un papel central, tanto las del directivo como las de sus colaboradores. Esto toma especial relevancia si atendemos a estudios de base neurológica que demuestran que las emociones están estrechamente unidas a la atención y conocimiento. Es decir, “la habilidad de que se haga el trabajo depende de que las emociones no estén fuera de control”. Daniel Goleman habla de liderazgo primario para referirse a la capacidad de los líderes de gestionar sus propias emociones y las de las personas con las que trabaja.

Desde su punto de vista (el cual comparto plenamente), para que un líder pueda ser efectivo debe adquirir conciencia de sí mismo (autoconciencia). Debe mirarse dentro de sí, conocer su realidad, sus emociones y ser capaz de manejarlas (autodominio) para lograr apartar aquellas que perturban el camino hacia una actitud positiva que le permita pasar un buen rato con los demás y obtener de ellos el máximo rendimiento. Como Goleman afirma “las emociones son contagiosas y son más contagiosas de arriba abajo, de los líderes a sus seguidores”. Otro de los requisitos de efectividad para un líder es su capacidad para ponerse en el lugar de los demás o empatía (conciencia social).

Autoconciencia, autodominio y conciencia social forman un tándem que permitirá al líder gestionar las relaciones. Por tanto, como Goleman dice “la autoconciencia es la habilidad fundamental de la inteligencia emocional y probablemente la más ignorada en un entorno de negocio”.

Existen “viejos” directivos, jefes o líderes que nunca se han preocupado por gestionar las emociones de aquellos con los que trabajan. Son jefes que han ejercido un estilo directivo, de “ordeno y mando” basado en una concepción del humano como un ser perezoso y hedonista.

¿Podrían aprender estos directivos las habilidades necesarias para ejercer lo que Goleman denomina liderazgo primario o tienen demasiado arraigado su estilo directivo como para poder cambiar sus hábitos y costumbres?

lunes, 14 de julio de 2008

Employer branding, el marketing de los recursos humanos - 13/07/2008

Durante mucho tiempo en Inmerco ha resultado complicado hacer confluir los dos enfoques de nuestra actividad, el ámbito externo (clientes) y el ámbito interno de la organización (empleados). Creo que este hecho responde a una visión departamentalista de la organización.
Es por ello, que llama mi atención el “Employer branding”, en cuanto a que convergen principios del marketing (marca, imagen corporativa), y las disciplinas orientadas a la gestión de las personas que conforman la organización.

Al hablar de Marca como Empleador o Employer Branding nos referimos a la estrategia y las iniciativas que una empresa ha de adoptar para lograr que su marca tenga unos atributos asociados y que sea percibida como atractiva para los empleados, tanto actuales como potenciales. Los mejores no sólo trabajan en un puesto y por un salario, sino que trabajan, cada día más, por un proyecto.

Reputación corporativa e imagen como empleador son conceptos nuevos que despiertan interés en los entornos empresariales. Los accionistas, los clientes, los empleados y la sociedad en general coinciden en destacar a las empresas más admiradas y rentables, que son aquéllas con liderazgo en reputación corporativa e imagen como empleador. Las empresas necesitan diferenciarse de la competencia y vender su proyecto a los candidatos. Actualmente, las organizaciones se enfrentan al reto de convertirse en marcas atractivas para las personas, tanto a la hora de seleccionar como a la hora de retener.

Esta práctica se inicia en los 90 en Estados Unidos cuando empieza a escasear talento en su mercado laboral. En España, el fenómeno está llegando ante la falta de personal cualificado debido a nuestra propia curva demográfica. En 2010, nos encontraremos ante una situación en la que habrá más oferta por parte de las empresas que demanda por parte de los trabajadores cualificados, por lo que aquéllas se enfrentan al reto de convertirse en marcas atractivas para las personas, tanto a la hora de seleccionar como a la hora de retener.

La marca como empleador es más compleja de generar que la marca hacia clientes o inversores, ya que es necesario combinar competencias de marketing con la realidad de la gestión de personas. No se genera de un día para otro y a veces requerirá cambios importantes en las políticas y en los equipos directivos.

Para generar y mantener nuestra imagen de marca, existen una serie de palancas clave sobre las que toda empresa puede actuar, conformando su estrategia de Employer Branding.

Hemos de tener en cuenta todos los elementos que aseguran que poseemos unos “signos de identidad propia” que refuerzan nuestra posición en el mercado.