lunes, 7 de abril de 2008

¿Es posible divertirse trabajando? Por Amalia Belenguer

“Sin humor no hay ilusión y sin ilusión no hay empresa”

Coincidiendo con la publicación del libro “Alta Diversión” de E. Jáuregui y J. Damián han aparecido estos días en la prensa diferentes artículos referentes a la idea que promulgan en su obra y que nos invita a pensar que trabajar no tiene por que ser un suplicio y pretende convencer de que se puede disfrutar en el puesto de trabajo.


Según los autores la diversión y el trabajo no están en absoluto reñidos sino todo lo contrario. No obstante, por causa de la cultura empresarial del trabajo “duro y gris” que hemos heredado, existen una serie de temores y mitos infundados que hacen que muchas personas sigan evitando el humor en su entorno laboral. Recientes descubrimientos científicos sobre los beneficios del humor están cambiando todo esto convenciendo incluso a las organizaciones más tradicionales.

A pesar que el propio vocablo “negocio” etimológicamente significa “negación del ocio” y trabajo tiene su origen en el término latino “tripalium” (yugo de tres palos utilizado para azotar), creo fervientemente que existen otras formas de entender el trabajo, y por propia experiencia afirmo que el trabajo puede concebirse como una forma de construirse y desarrollarse como persona.

Las nuevas generaciones que se incorporan a las empresas tienen una concepción del trabajo diferente y por ello demandan otro tipo de relación y de sistemas de compensación, entre los cuales, estoy bastante convencida que figura la diversión o disfrute del trabajo desempeñado, concepto alejado del aburrimiento, la rutina y el tedio que para muchos individuos supone su responsabilidad laboral.

1 comentario:

Quique dijo...

Yo, aquí, cuando voy a la oficina me lo paso genial. Voy en bañador y chanclas, comemos chocolate, ponemos música y cada uno desde su portátil va comentando cosas o hablamos por messenger. Hay un ambiente genial, y creo que nadie tiene horario, estamos hasta que acabemos lo que tengamos que hacer, y encantados!