martes, 11 de diciembre de 2007

EDUCANDO LA INTUICIÓN por Amalia Belenguer

Durante mucho tiempo he considerado que actuar por intuición no dejaba de ser un acto poco sensato y que cualquier comportamiento en el trabajo debía estar basado en el conocimiento y el rigor técnico y por lo tanto distanciado de la respuesta intuitiva.
Hace unos días leía unas notas, que me envío un buen amigo, sobre la intuición, escritas por Antonio Damasio. Según el portugués, la intuición es una manera de razonar que no sigue las fases habituales del proceso consciente, es decir, no pasa por las fases lógicas de la producción del pensamiento.
La intuición es la manifestación de una ayuda emocional al sistema de razonamiento. En la intuición, lo que sucede es que el raciocinio está funcionando, pero no de una forma consciente, y la emoción le está ayudando en este recorrido.

Parece ser que si una persona es intuitiva, es porque ha educado su intuición. Aunque algunas personas pueden tener más probabilidades de ser intuitivas, la intuición se puede educar. Si una persona va por la vida observando a los demás, reflexionando y analizando las consecuencias de lo que hace, tendrá muchas más posibilidades de ser intuitiva.

Acerca de la intuición, Descartes nos dice que los dos actos de nuestra inteligencia o razón gracias a los cuales podemos llegar al conocimiento cierto son dos, la intuición y la deducción. Define la intuición como el acto de la mente por el cual vemos de forma inmediata, con claridad y distinción, la verdad de una proposición. Explica que la intuición no es el testimonio de los sentidos ni el juicio engañoso de la imaginación sino la concepción que nace o tiene su origen en las “solas luces de la razón”. Es más segura que la deducción y no deja lugar a dudas de aquello que comprendemos.

Sin olvidar púes la importancia de incorporar al trabajo un componente sistemático y formalizado, es necesario valorar el poder que los procesos intuitivos pueden otorgar al avance creativo y aprendizaje de las organizaciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada Amalia,

Enhorabuena por la reflexion!!.

La creatividad, por ejemplo, como competencia a desarrollar en el mundo empresarial (y de equipos de trabajo), es un apartado poco valorado y vinculado a un proceso de desarrollo continuo(los comites de innovacion lo deben de integrar...) donde la intuicion es la base y también el vehículo.

Podemos decir que quien busca la excelencia no tiene mas remedio que integrar la intuicion como parametro ó competencia adicional a desarrollar.

Un cordial saludo,
Luis Basterra