lunes, 17 de diciembre de 2007

ENTORNOS LABORALES TÓXICOS por Amalia Belenguer

Está de moda hablar en términos de toxicidad en los entornos empresariales: jefes tóxicos, organizaciones tóxicas, empleados tóxicos…y todo ello para referirse a actitudes poco adecuadas, relaciones conflictivas que generan ambientes laborales tensos y que, en definitiva, dificultan que el trabajo pueda ser una fuente de satisfacción personal.

En palabras de Iñaki Piñuel, psicólogo del trabajo y de la organización y experto en el estudio del mobbing, un jefe tóxico es “todo aquel que utiliza el poder para fines personales, que no produce eficacia ni ventajas en la organización y, por el contrario, causa a su alrededor una inmensa destrucción”. Se caracteriza por querer conseguir beneficios rápidos a costa del desgaste y la destrucción del empleado.

Muy frecuentemente los jefes tóxicos suelen tener complejo de inferioridad y falta de autoestima, por lo que persiguen a los mejores de sus subordinados, al sentirse amenazados por ellos.

Pero no siempre los jefes son los responsables de los problemas en la empresa. La consultora Otto Walter ha elaborado un estudio acerca de los comportamientos que tienen los denominados "empleados tóxicos", aquellos capaces de desmoronar, por sí solos, un estilo de dirección.

1. Conflictividad: Critican y se quejan continuamente, hablan mal de la empresa con clientes, compañeros,… generando mal clima.

2. Escaqueo y holgazanería: La escasez de iniciativa, la evasión de responsabilidades y la continua pérdida de tiempo repercuten directamente y de forma muy negativa sobre la productividad de la compañía.

3. Incompetencia: Empleados que no cumplen con sus cometidos, no son exigentes, ni cumplen los plazos.

4. Fraude y mentiras: Uso indebido de los recursos de la empresa, robo de datos o la falsificación de documentos. La decepción que provoca esta clase de conductas en el directivo no se queda solamente en una emoción negativa sino que puede generar en el futuro una falta de confianza en su equipo que perjudica a toda la plantilla.

5. Pérdida de tiempo: La impuntualidad, navegar por Internet o el absentismo laboral son sólo algunos de los ejemplos que hacen perder el tiempo de forma intencionada.

6. 'Anti-jefes': Empleados que dedican todos sus esfuerzos a desacreditar, amenazar o desprestigiar continuamente a sus jefes.

7. Arrogancia: Empleados soberbios e impertinentes.

Tanta toxicidad me estremece pues sigo creyendo que las formas no tóxicas de organizar y desarrollarnos en el trabajo son las que presentan mejores resultados a largo plazo.

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